La economía circular supone transitar del modelo lineal al modelo circular en el que los residuos son los insumos o recursos para una nueva producción. Se trata de algo realmente revolucionario puesto que enfrenta dos de los grandes problemas del modelo actual, la expansión de la generación de residuos y el agotamiento de los recursos naturales por una extracción y explotación creciente. La economía circular es un nuevo paradigma económico al basarse en una premisas fundamentalmente distintas frente a las existentes.
La buena noticia es que la economía circular no está reñida con la rentabilidad empresarial sino que ofrece soluciones a la búsqueda de mayor competitividad de las empresas, a la diversificación de los modelos de negocio y a la generación de eficiencias en el uso de recursos.
Este principio consiste en la búsqueda de una utilización de los flujos de recursos naturales y renovables cada vez más eficiente. A la hora de proveer recursos naturales al sistema productivo, se priorizarán los recursos renovables o que empleen la menor cantidad de materias naturales. Pero la economía circular va más allá y conlleva la intencionalidad de mejorar el capital natural regenerando los ecosistemas.
El segundo principio se basa en buscar una mayor rotación de los productos y sus componentes, logrando un mayor ciclo de utilización, y por lo tanto, un mayor ciclo de vida. Para ello es fundamental el ecodiseño, de tal manera que el producto se pueda crear, reparar y/o reciclar de una manera eficiente.
Este tercer principio se refiere al funcionamiento del sistema en su conjunto, cuyo mejor rendimiento se alcanza reduciendo las externalidades de los procesos de utilización de recursos naturales (por ejemplo, utilizando restos alimentarios, empleando menos o mejor el territorio…), y buscando sinergias entre los diferentes agentes que intervienen en este proceso.
La economía circular optimiza la utilización de los flujos de materia y energía tomando como base el funcionamiento de los ecosistemas: se usa la menor energía posible y todo se reutiliza. En la naturaleza todo se convierte en abono, no existen residuos. De igual forma es posible diseñar los productos para que se fabriquen con un gasto de energía mínimo posible y utilizando materiales que sean residuos evitando la materia prima pura, fácilmente desmontables, reciclables o reutilizables.
Podemos considerar dos tipos de productos: los biodegradables, entre los que se encuentran los alimentos, la madera, el papel, etc, y los técnicos, que se fabrican a partir de minerales o combustibles, como los plásticos, los metales, etc. Cada uno de estos productos sigue un ciclo, el biofísico y el técnico.
En el ciclo biofísico los alimentos y otros materiales de base biológica (por ejemplo, algodón y madera) son diseñados para regresar al sistema mediante procesos de compostaje y digestión anaerobia. Los ciclos regeneran sistemas vivos, como el suelo, que ofrecen recursos renovables para la economía.
Los ciclos técnicos recuperan y restauran productos componentes y materiales mediante estrategias de reutilización, reparación, remanufactura o (en última instancia) reciclaje.
El diseño es el factor clave para posibilitar la implementación del modelo. Es en el diseño donde se valoran las distintas alternativas para llegar a soluciones más eficientes y que permitan reintegrar fácilmente a los residuos como recursos para una nueva producción.
Además, los productos en los que se aplica un diseño circular son más innovadores, minimizan sus impactos negativos en el medio ambiente y refuerzan los positivos, además de cumplir con el resto de requisitos técnicos, económicos, normativos y de funcionamiento.
Según el World Business Council of Sustainable Development, los modelos de negocio para la economía circular son:
Existen infinitas aplicaciones de la economía circular y constituye un campo abierto a la innovación. Las empresas que han puesto en práctica este modelo comprueban las enormes oportunidades que conlleva y las eficiencias que genera.
Algunos de los ejemplos de aplicaciones de la economía circular realizadas por empresas son:
La Unión Europea considera a la Economía Circular como su estrategia principal para transitar hacia una economía más sostenible y como ventaja competitiva y diferencial frente a otros bloques geopolíticos. En 2015, la Comisión Europea adoptó un plan de acción para contribuir a acelerar la transición de Europa hacia una economía circular, impulsar la competitividad mundial, promover el crecimiento económico sostenible y generar nuevos puestos de trabajo.
El plan de acción establece 54 medidas para "cerrar el círculo" del ciclo de vida de los productos: de la producción y el consumo a la gestión de residuos y el mercado de materias primas secundarias. También determina cinco sectores prioritarios para acelerar la transición a lo largo de sus cadenas de valor (plásticos, residuos alimentarios, materias primas críticas, construcción y demolición, biomasa y biomateriales). Hace gran hincapié en el establecimiento de cimientos sólidos sobre los que puedan prosperar las inversiones y la innovación.
Esta transición se apoya financieramente a través de los Fondos Estructurales y de Inversión Europeos, Horizonte 2020, el Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas (FEIE) y el programa LIFE (fuente:UE).
En definitiva, la Economía Circular nos proporciona un nuevo paradigma sobre el que basar nuestra prosperidad sin comprometer a la naturaleza y cuidando la vida, permitiendo al mismo tiempo desarrollar la actividad económica de empresas a través de la aportación de servicios y productos que respondan a las necesidades humanas y compatibles con el planeta.
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